Gonzalo Asencio, Gerente General de SIGEA Software.
La transformación digital es, en muchos casos, un bastión de las estrategias de modernización corporativas. Con satisfacción vemos un avance en la necesidad de transitar hacia un estado de digitalización de procesos operacionales, pero ¿cuánto de ello se ha transferido a la automatización del control ambiental?
En los últimos años hemos visto un crecimiento sostenido en las soluciones que apuntan a mejorar la capacidad de medición de variables relevantes y de interconexión para recibir en tiempo real el estado y tendencias de los elementos monitoreados. Desde la disponibilidad de monitorear distintos parámetros del recurso hídrico y los monitoreos de calidad de aire, que hasta hace poco eran lo más avanzado en monitoreo ambiental, hoy contamos con sensores para fuentes y flujos de energía, cámaras para detectar movimientos u operaciones bajo control, detectores de anomalías en operarios de faenas peligrosas, sensores de vibración, monitoreo de ruido, entre otra serie de alternativas.
Junto con ello, existe una mayor disponibilidad de dispositivos para gestionar los flujos de información eficientemente. Desde el sensor que captura el dato, hasta los servidores que reciben y procesan big data, para entregar información organizada a los tomadores de decisiones en la palma de sus manos y, con ello, responder costo-efectivamente a los nuevos requerimientos de control de gestión.
Este escenario es ideal para responder a un marco regulatorio cada vez más fortalecido, con mayores exigencias a las operaciones de proyectos, más variables a monitorear, umbrales más exigentes y con cambios también en la forma de reportar. En Chile, la SMA (Superintendencia del Medio Ambiente) y la DGA (Dirección General de Aguas) han establecido exigencias legales para el envío de datos de forma continua, como los referidos a calidad de agua y aire en el caso de la SMA, y los requerimientos de medición continua de caudales y niveles para las extracciones de pozos con derechos de aprovechamiento de agua de la DGA, en el marco de la denominada «Estrategia de inteligencia ambiental».
La automatización del control ambiental está sucediendo y es el momento propicio para alinear las estrategias de desarrollo tecnológico a sus requerimientos. Hoy es el mejor momento para que las organizaciones inviertan y operen sistemas de monitoreo de alta gama, con todo lo necesario para asegurar que los procesos den cuenta de los más altos estándares de calidad y estén preparados para los siguientes desafíos del control ambiental.
Columna publicada en InduAmbiente 179 (noviembre-diciembre 2022), página 41.
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